A solo unos pasos del caos del centro, Prati es lo más
que se acerca Roma a la calma. Meticulosamente
planificado en una pulcra cuadrícula, no como el
adyacente Borgo, Prati es un lugar apreciado por los
romanos por su estético planeamiento y sus calles
amplias, jalonadas por una gran variedad de boutiques
que colmarán las fantasías de los aficionados a las
compras. Mamás empujando carritos de bebé y
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adolescentes parloteando ocupan cada milímetro de la
acera, pero solo durante las horas de apertura de los
comercios. En cuanto cae la noche, los peculiares
bares de las calles secundarias celebran la hora del
aperitivo, en la que corren ríos de cócteles que
ayudan a aliviar las tensiones de la vida romana.
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