Malá Strana es uno de los barrios más antiguos y
bellos de la ciudad. Enclavado a los pies del Castillo
de Praga, formó parte de la llamada ruta de los reyes,
camino que tomaban los futuros monarcas para asistir a
su coronación (partían de la Ciudad Vieja, cruzaban el
puente de Carlos y se dirigían a la catedral de San
Vito). Sus calles adoquinadas están llenas de
pintorescas casas medievales, iglesias y palacetes
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extraordinarios, y tiendas y restaurantes con encanto.
No dudes en doblar cada esquina para entrar en
cualquier callecita estrecha. Te encontrarás de golpe
en un tranquilo y agradable barrio lleno de jardines
escondidos y parques con pavos reales, árboles
frutales y estanques. Como en la zona se encuentran
los edificios del parlamento checo y muchos
ministerios, no es raro toparse con funcionarios y
políticos vestidos de punta en blanco. Si tienes sed o
hambre, este es lugar ideal donde tomar algo: los
restaurantes ofrecen comida tradicional deliciosa y,
por supuesto, las mejores cervezas checas.
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