Brighton se ha convertido en una ciudad donde reina la vulgaridad: se trata de beber mucho, jugar mucho en máquinas recreativas, tumbarse a la bartola en la playa... En fin, sin mucho encanto. Dentro de eso, el hotel du vin tiene el sabor de una casa antigua del pueblo de pescadores del Brighton de 1700. El hotel tiene un patio superagradable, donde tomarse una cerveza alejado de la vulgaridad de fuera. Nos ticó una habitacion en el patio, pero no hay peligro de ruido por la noche. Está supervigilado y no dejan a nadie salir al patio mas allá de las 10,30h. En nuestro fin de semana hubo dos bodas y ni las nitamos. Igualito que en Torrecaballeros! El restaurante, delicioso. A pocos kilometros, el festival de Glyndebourne.Más
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