Paseando por Ponta Delgada nos encontramos con esta joya y, al no poder cenar ese día, reservamos para el siguiente. Tiene dos turnos de cena, a las 7pm y a las 9pm y sin reserva es imposible cenar. El local es pequeño decorado de forma bastante ecléctica, pero con mucho gusto. El servicio es muy atento y simpático. Te explican cualquier cosa que no sepas y hacen lo que esté en su mano para hacer tu estancia agradable. No soy vegetariano y confieso que tenía mis dudas, pero en seguida quedaron disipadas por una comida exquisita. Tanto es así que en total fuimos tres días a cenar. Si tuviese que decantarme por un plato sería el Rissoto de fresas y brie y, como postre, el Crumble de manzana. Por ponerle una pega, el vino no está a su temperatura, y es una pena porque los vinos con los que cuentan son muy interesantes.