Este hotel está a 10 minutos en coche del centro de Rotorua, pero la ubicación es estupenda. Es precioso y tranquilo y tiene unas vistas preciosas del lago. El personal era simpático y servicial (como en todos los sitios a los que fuimos en Nueva Zelanda) y el hotel en si era muy tranquilo. Comimos en el restaurante y también era muy tranquilo- lo único negativo que diría es que al restaurante le faltaba un poco de "ambiente". Pero la comida era buena. La habitación en sí estaba limpia y el tamaño no estaba mal.
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