Un local súper-céntrico y muy original. Mobiliario moderno, lleno de peluches, juegos de mesa y con folios como cubre-manteles con lápices de colores en la mesa que invitan a dibujar mientras esperas por la comida (porque a todos nos gusta sentirnos como niños de vez en cuando!). Servicio impecable. Muy buen inglés. Muy buena calidad de producto. Bastante oferta de platos, muchos de ellos tradicionales rusos con un diseño moderno. Un precio muy razonable. Sopa borsch + ternera strogonoff con puré de patatas (mashed potatoes) y pinta de cerveza= 830 rublos. El único "pero", las colas. Tuvimos que esperan 20 min. Solo aceptan reservas de lunes a viernes al mediodía.
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