Un hermoso lugar, en la campiña, tranquilo, decorado en forma muy alegre.
Lástima que a la señora que nos atendió "no le gustan las sábanas"
Estamos acostumbrados a usar en la cama una sábana que nos permite, si la temperatura es algo elevada, taparnos con poco abrigo. Tener solo un abrigado cobertor como única alternativa nos resulta incómodo. Esto lo hemos solucionado siempre, en todos los hoteles que hemos visitado, solicitando que nos den como extra la parte externa del cobertor, la que cambian para cada huesped. Eso lo usamos a modo de sábana.
En esta oportunidad se negaron a darnos diciendo de modo grosero que allí se usaba solo el cobertor y usar sábanas era "como duermen los italianos" ¿¡!?
Ademas cuando solicitamos en control remoto del aire acondicionado lo hicieron a regañadientes porque "aun no era la epoca de usarlo (era el mes de mayo)
Dos actitudes que empañaron un poco la alegría de estar en un lugar realmente hermoso.Más
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