Los 3 días perfectos en Ámsterdam

Tres días no parece mucho, pero en Ámsterdam (una pequeña ciudad fácil de caminar con atracciones agrupadas en el centro de la ciudad) es tiempo suficiente. En un fin de semana largo, puedes probar todas las actividades imperdibles, desde ver obras maestras de Vermeer y Van Gogh hasta tomar cerveza en un “café marrón” y pasear por muchos encantadores canales.

El itinerario que se encuentra a continuación combina la lista de visitas más populares de Ámsterdam con el tiempo de relajación para pasear por los puentes de los canales, salir a cenar y beber. Pero al tener poco tiempo, no querrás perder valiosos minutos recorriendo toda la ciudad, por lo que nos aseguramos de que los días fluyan fácilmente de un lugar al otro. También analizamos las opiniones y las calificaciones de Tripadvisor para que puedas concentrar tus horarios en los lugares que más aman los viajeros.

Comienza tu día en el Centrum con un desayuno en la encantadora cafetería con patio De Koffieschenkerij, ubicada dentro de los terrenos de la Iglesia Oude, el edificio más antiguo de Ámsterdam. La iglesia ancla la antigua ciudad de Ámsterdam y la Zona Roja. Después del desayuno, pasea por las calles de los alrededores y admira los edificios, los canales y las calles más antiguas de Ámsterdam, como Zeedijk, que ahora alberga el ajetreado barrio chino de Ámsterdam, y Nieuwendijk, una ajetreada calle comercial peatonal. Si tienes curiosidad por la Zona Roja, este es un buen momento para verla. Está repleta de tiendas eróticas, bares, “coffee shops” que venden cannabis y los callejones de De Wallen, donde las trabajadoras sexuales están paradas en los escaparates (no se permiten fotos).

Mientras estás en la zona, considera detenerte en el Museo Our Lord in the Attic, una casa adosada del siglo XVII con una iglesia católica en el piso superior. No te llevará más de una hora explorar esta joya oculta, extraña pero muy querida.

Continúa hacia el sur hasta la plaza Dam y almuerza cerca de allí en Haring & Zo, un puesto de comida callejera que vende un producto básico local: el sándwich de arenque. (No te preocupes, incluso quienes nunca probaron el arenque disfrutan este refrigerio). Si tienes una hora libre, el tour autoguiado dentro del enorme Palacio Real te permite maravillarte con sus opulentas habitaciones llenas de candelabros y estatuas. La familia real sigue usando el palacio, así que consulta con anticipación para confirmar que esté abierto.

Dirígete al sur en la calle peatonal Kalverstraat. Si la popular calle comercial te causa una sobrecarga sensorial, tienes suerte: Begijnhof, un pintoresco y pacífico patio medieval (uno de los más antiguos de la ciudad), ofrece un descanso del bullicio minorista.

Cruza hasta el Anillo de los Canales y visita el Mercado de las Flores (Bloemenmarkt), que vende tulipanes y otras flores desde mediados del siglo XIX. Además, es un lugar popular para comprar souvenirs económicos (¿alguien quiere tulipanes de madera?). Mientras paseas, asegúrate de detenerte en una de las muchas pastelerías para disfrutar de un stroopwafel (Van Wonderen Stroopwafels es un favorito). Se puede decir que esta galleta waffle rellena con caramelo podría ganarle a los tulipanes como símbolo de la ciudad.

OPCIONES DE TOURS POR EL CENTRO DE ÁMSTERDAM

Ahora que ya comenzaste con el postre, cena en Sampurna, un restaurante indonesio con muchos años de antigüedad en el centro histórico. Esta es tu oportunidad de probar otro clásico de la ciudad: una mesa de arroz indonesia o “rijsttafel” en neerlandés. La gran cantidad de pequeños platos de mariscos, carnes y verduras están pensados para compartirse y se equilibran con un gran plato de arroz.

Si aún tienes energía, a solo 10 minutos a pie o a un corto viaje en tranvía se encuentra la animada Leidseplein. Hay muchas opciones para después de cenar, como The Waterhole Live Music Bar, que tiene todas las buenas vibras necesarias para una salida nocturna. Además, no paran de fluir las bebidas neerlandesas, incluidas las marcas locales de cerveza como Bavaria y “jenever”, ginebra con un toque de enebro.

Comienza tu día en el palaciego Rijksmuseum, el museo nacional de Países Bajos. Intenta llegar allí a las 9:00 a. m., cuando abre, para evitar las multitudes. (Tal vez te convenga reservar un boleto programado con anticipación en línea, en especial durante el verano). La Galería de Honor se llena de gente, así que dirígete aquí primero para admirar las famosas pinturas del siglo XVII de la Edad Dorada de artistas como Vermeer y Rembrandt; no te pierdas “La ronda de noche” de Rembrandt, que tiene su propia galería. Una vez que hayas pasado por los puntos destacados, sigue explorando; incluso después de tres horas seguirás encontrando cosas.

OPCIONES DE TOURS POR RIJKSMUSEUM

Almuerza en uno de los camiones de comida de Museumplein. Si deseas descansar los pies un poco más, visita The Burger Room, un restaurante con temática del Mago de Oz con toques color esmeralda que se encuentra a la vuelta de la esquina. (Este restaurante incluso tiene su propio minimuseo en la parte de abajo con réplicas de los zapatos de rubí).

Cuando hayas recargado energía y estés listo para más, cruza la calle hasta el Museo Van Gogh, que alberga la colección más grande de obras del famoso artista. El museo está bien diseñado, y te guía cronológicamente por la vida y la obra de Van Gogh. (Gasta unos pocos euros adicionales para obtener una guía en audio). También vale la pena mirar las exhibiciones especiales que se encuentran abajo. Los boletos pueden quedarse sin disponibilidad para esta ocasión, así que asegúrate de reservar tu entrada programada con anticipación.

Después de dejarte maravillar por el postimpresionismo, haz el recorrido de cinco minutos hasta Vondelpark, el parque más grande de la ciudad. Camina (o anda en bicicleta) para disfrutar de las calles delineadas por árboles, los canales, los cafés al aire libre, los parques infantiles, las personas tomando sol y un teatro al aire libre.

Toma un atajo en el parque para cenar en De Wijnkaart, que sirve comidas elegantes pero abundantes combinadas con vinos de Europa del Este. Dato adicional: está a solo cinco minutos a pie de tu próxima parada, The Royal Concertgebouw, que se dice que tiene la mejor acústica del mundo. (Tal vez sea por eso que Gustav Mahler, Richard Strauss e Igor Stravinsky visitaron su gran Salón Principal). Espectáculos orquestales, conciertos de chelo y otros eventos se llevan a cabo aquí prácticamente todas las noches de la semana, por lo general a las 8:15 p. m. Reserva los boletos con anticipación.

Pasa la mañana explorando otra obra maestra neerlandesa del siglo XVII: el Anillo de los Canales, designado por la UNESCO. Pasea por las icónicas Nueve Calles (De Negen Straatjes), donde las tiendas boutique bordean calles angostas que se abren a esos canales de Ámsterdam infinitamente dignos de fotografiar. Adéntrate en la colonia más residencial (pero igual de encantadora) de Jordaan. No te molestes en mirar tu mapa, simplemente pasa de una cuadra increíblemente linda a la siguiente.

OPCIONES DE TOURS POR EL ANILLO DE LOS CANALES

Para almorzar, detente en el modesto De Struisvogel, que se encuentra en una bodega en un canal y ofrece un menú fijo con buenos precios de platos neerlandeses. Después de eso, dirígete a la Casa de Ana Frank para recorrer el Anexo Secreto donde Ana Frank y su familia se escondieron durante dos años durante la Segunda Guerra Mundial. Prepárate: esta es una experiencia emocional, pero vale la pena según más de 60 000 críticos de Tripadvisor. Este es uno de los puntos más visitados de la ciudad, por lo que te recomendamos reservar boletos programados con mucha anticipación, ya que los lugares pueden llenarse con un mes de anticipación. Si te perdiste la oportunidad de conseguir boletos, el tour a pie de Ana Frank es un buen plan de respaldo, o simplemente échale un vistazo a la casa desde afuera y sigue explorando el interminable Anillo de los Canales, digno de recorrer.

Relájate después de una intensa visita a la Casa de Ana Frank en Café Smalle, un clásico y acogedor “café marrón” junto al canal, un sobrenombre que viene de los paneles de madera de pared a pared. Para cenar, el restaurante Winkel 43 se encuentra a solo unos minutos a pie y sirve los favoritos de los lugareños en una adorable casa con gablete. Prueba el “bitterballen” (albóndigas empanadas) como entrada y no te pierdas el pastel de manzana neerlandés con crema batida como postre.

Si todavía tienes energía después de tres días, súbete al tranvía o a la bicicleta para ir a Rembrandtplein, una animada plaza histórica repleta de bares y clubes. Si salir de fiesta no es para ti, el bar de cocteles estilo speakeasy Door74 es una forma tranquila de cerrar tus aventuras en Ámsterdam.