La visita a esta basílica era muy especial para mi, en realidad, viajé a París por dos o tres motivos muy concretos, y uno de ellos era visitar esta basílica. No voy a extender me mucho sobre mis motivos personales, simplemente diré, que es la única iglesia que visitó Teresa Martín en su único viaje que realizó desde Lisieux antes de ingresar en el Carmelo de Lisieux como monja de clausura y nunca más salir de allí hasta su muerte, con tan sólo 24 años. Lógicamente, la Basilica tiene varias capillas dedicadas a la Santa e incluso una capilla dedicada a sus padres. La Basílica es muy visitada por personas de todo el mundo. Mientras estuve allí, pude ver decenas de personas que eran turistas y muchísimos extrangeros, como yo, devotos de Santa Teresa de Lisieux. La Basílica es majestuosa y completamente llena de placas de mármol con agradecimientos a la señora de Victoires por sus gracias concecidas. Es verdaderamente impresionante ver las centenas de placas que están por toda la basílica desde hace más de un siglo. La basílica está justo en frente de una placita muy encantadora con comercios e incluso cafés, así que es muy agradable para sentarse tomar un café y admirar la fachada.