El jardín de las Tullerías es precioso, de verdad. Me flipó pasear por ahí, todo súper bien cuidado, y ese camino desde la plaza de la Concorde hasta el Louvre es brutal, una vista que no te esperas.
Las avenidas son anchas, perfectas para ir tranquilo, y hay un montón de sitios para sentarte y relajarte. Estás en pleno París, pero parece que desconectas del jaleo. Si pasáis por la zona, dadle una vuelta, que merece mucho la pena.