Casa María es para enamorados de la Naturaleza. Una posada en el corazón del bosque, con todas las comodidades y exquisiteces del buen gusto, sin tocar al bosque. Mi primera impresión fue de alegría al notar la esmerada intención por proteger los árboles, los insectos, los musgos. El detalle de una caminería que permite deambular confiadamente sin temor a erosionar lo protegido. Hay pozos-criaderos de peces a la vuelta de cada esquina, que parecen haber estado allí desde el comienzo de los tiempos. Cuando usted mejor lo agradece, en el sito justo, una gran piedra se transforma en trono para descansar, o admirar el panorama. El sonido del agua deslizándose por la pendiente, en un cauce que prohíbe la erosión, alimenta los peces, hace un meandro para formar un reservorio para el animal silvestre sediento, forma una pequeña cascada que ilumina la mañana, coincide con otros en su descenso, y se echan un chapuzón en la piscina, allá abajo, en el centro de la posada. Mi esposa y yo hicimos del sitio nuestro centro de operaciones para la observación de aves –enero, 2017. Como de almuerzo haríamos picnic, escogimos la opción desayuno y cena. Salíamos antes de las 7 am, el desayuno nos lo preparaban para llevar, unos sanguches memorables, con toque de embutidos alemanes, delicioso pan casero, y jugos y frutas. El almuerzo-picnic nos lo llevamos listo desde Caracas para gozarlo en la montaña mientras pajareábamos. Caminando desde Casa María se llega a sitios privilegiados para las aves, y a poca distancia en carro, a paraísos. Al terminar nuestra diaria jornada –ocho horas de absoluto disfrute- 4 pm, ducha en agua caliente, el disfrute relajado de la bien pensada cabaña con nevera y lo indispensable en la cocina, muda de ropa y cambio de zapatos, suéter, y listo para saludar, incorporarse al grupo de residentes y tomarse un aperitivo antes de cenar unos platos preparados con ánimo de agradar y sorprender, como cuando uno le cae de sorpresa al hermano que vive seiscientos kilómetros más allá sabiendo seremos obsequiados con lo mejor de la gastronomía familiar. El anfitrión, a quien vimos trabajar muy laboriosamente todo el día, mágicamente –como quien tiene una batería de repuesto- amenizó las cenas con jovial alegría. Una noche con pumpá, monito (de juguete) y uno de aquellos organillos de muy antaño, los que se operaban rotando manualmente una manivela, música codificada en rodillos: polkas, valses y marchas; los huéspedes terminaron bailando Rock & Roll, con los anfitriones liderando el jolgorio. Y la tertulia de sobremesa. Yo me habría tomado un Duque de Alba con el café y el ameno intercambio de opiniones, lamenté no haberlo previsto y haberme llevado la caleta desde CCS, pero no iba preparado para tal refinamiento en aquel virginal bosque. Ahora descubro que tampoco pregunté si tenían brandy en el stock de licores, seguramente sí ¡Es que me distraje conversando!
Esta opinión es la opinión subjetiva de un miembro de Tripadvisor, no de Tripadvisor LLC. Tripadvisor les hace controles a todas las opiniones.