Casa Rural Penaquente cuenta con un interior cuidado al detalle. Restaurada respetando la arquitectura original y actualizada para garantizar el mayor confort y tranquilidad al huésped. En su interior se puede disfrutar de acogedores salones donde relajarse tras la jornada.
Además, el conjunto situado en un claro del bosque, dispone de un amplio aparcamiento, espaciosas zonas verdes privadas de ocio, una piscina de temporada y un entorno idílico con vistas a Cabo Ortegal y la sierra de A Capelada.
Fuimos para una noche y nos quedamos dos. La casa es preciosa, parece de muñecasen un entorno precioso. Las habitaciones son muy confortables, y el desayuno bueno.La dueña es muy agradable.La única pega que puedo poner es que no hay secador de pelo en el baño. Volvería sin duda. Una estancia inmejorable.
Una casa muy bonita,donde nos sentimos muy comodo,con un entorno precioso y acogedor su dueña Irene un encanto de persona nos acogio expectacularmente en su casa,dandonos información de lugares para visitar y comer.Y darle muchos recuerdos a ese encantador y adorable gatito llamado PISTACHO que tanto alegro el dia a mis peques espero que este PISTACHO cuando volvamos
Somos una pareja con un niño de 8 años quienes pasamos dos noches en Casa Rural Penaquente del 10 al 12 de agosto 2018. Al llegar sobre las 19h nos informó la dueña, Irene Soto, de que había "un pequeño problema" con la habitación cuádruple que habíamos reservado en Booking (con 2.5 meses de antelación, y garantizada) pero que había solución. Según lo que nos contó, los que se alejaron hasta esa misma mañana habían roto la ventana Velux y no se podía alojar mas alli. Cuando pregunté si podíamos ver la habitación, se nos niego alegando de problemas de seguro etc. La dueña nos contó cosas tan raras que desde el principio tuvimos la sospecha de que nos estaba engañando. Al final nos dejó en una doble pequeñísima donde había puesto una cama supletoria, lo que hizo que ni cabían…
Pasamos una noche aquí para visitar la playa das Catedrais, el mejor banco del mundo y sus hipnóticas vistas, y lo que viene siendo toda esa zona. La verdad es que la casa rural es preciosa, por fuera y por dentro. Su propietaria, Irene, es encantadora, y todo eso se nota en el ambiente. Mi familia y yo hemos tenido la oportunidad de estrenar una zona nueva a la que le llama 'el apartamento', y es increíble. Porque tiene un ventanal gigante, al nivel del suelo, y te mete más en el entorno natural que rodea a la casa. Un lugar al que volver, sin duda.
Nos encantó tanto el sitio (perdido en medio del bosque) como la vivienda. Decorada al detalle, con mucho espacio tanto en habitaciones como zonas comunes. Muy fácil de llegar al alojamiento, por las indicaciones en la carretera. Mucha zona ajardinada, que en nuestra fecha de visita no usamos pero con buen tiempo se tiene que estar de maravilla fuera. La dueña un encanto, muy amable y atenta. El desayuno un 10. Tienen en la entrada, una zona con micro, horno, nevera, con productos ( con coste) por si te apetece un refresco, te.. Etc (1€) y algo de comer para hacer al horno. Nosotros llevábamos compra para picar algo, pero la bebida mereció la pena cogerla allí directamente y fría. Teníamos la casa entera para nosotros solos, por lo que el salón de la tv…
¿Es el propietario o administrador de este establecimiento? Solicite su perfil gratis para responder las opiniones, actualizar su perfil y mucho más.
Solicitar su perfil