Diez millones de personas habitan la vibrante, pasional y floreciente Bogotá. La energía de este centro metropolitano de Colombia se debe, en parte, a los cientos de lugares eclécticos y auténticos para ir a comer, fantásticos vinos y frecuentes festivales gastronómicos. Pregúntales a los lugareños adónde les gusta comer, después prueba las empanadas con ají cuando pasees por el centro histórico de La Candelaria o mientras vayas de compras por el lado norte de la ciudad.

El cerro Aconcagua, la cumbre más alta del hemisferio occidental, domina esta tranquila capital, que comparte nombre con la provincia de Cuyo, en la que reside. Aunque atrae a un buen número de viajeros en busca de aventura, maravillados por las oportunidades de practicar alpinismo, senderismo y rafting a poca distancia en coche del centro, Mendoza también es querida por los enófilos que van a degustar sus caldos, especialmente el Malbec. Las visitas y las catas en los más de mil viñedos de la zona son una de las principales atracciones de la región.

Santiago forma parte de esos placeres metropolitanos donde cuanto más ves, más encuentras. Los cafés funky y los clubes nocturnos salpican Bellavista, colecciones de arte del parque forestal van desde la era precolombina a la contemporánea, y la arquitectura cubre el espectro desde la iglesia San Francisco del siglo XVI hasta las torres de oficinas con vidrios espejados. Compra con los lugareños en el Mall Panorámico y prueba inolvidables sabores con la suculenta comida chilena.

Puerto de la Cruz emerge en la costa norte de la isla como uno de los mayores enclaves turísticos de Tenerife. En este antiguo pueblo de pescadores, son bien visibles tanto las tradiciones españolas como isleñas. La Sardinada y el Carnaval son dos de las mayores atracciones de la isla. Las calles estrechas y concurridas del casco antiguo, plagadas de arquitectura colonial, hacen que caminar resulte más recomendable que ir en coche. Las atracciones turísticas van desde el complejo Lago Martiánez, hasta el Casino y el Loro Parque, sin olvidar la plantación platanera y los Jardines Botánicos, fundados en 1788.

Portimao hace las delicias de los marineros gracias a sus calmadas aguas y a sus estupendas condiciones climáticas. Aquí se celebran multitud de competiciones internacionales de alto nivel, pero no hace falta ser un profesional para hacerse a la mar. Recorrer la costa a bordo del Santa Bernarda, un barco pirata de doble mástil, es una de las actividades favoritas de las familias. Ya en tierra firme, pasea por la encantadora pasarela de madera de Alvor, disfruta de un suculento plato de marisco o recorre la pista de karts del Autódromo Internacional do Algarve.

Tarifa cuenta con pristinas playas de arena blanca desde las que se aprecia un majestuoso castillo de más de 800 años de antigüedad. Practicar el windsurf y el kitesurf es casi obligatorio en esta surfera ciudad gaditana. Además, aquí el mar está lleno de vida, lo que lo hace perfecto para los entusiastas del buceo. Encima, por la noche Tarifa vibra con multitud de bares y discotecas.

La Alhambra de Granada es uno de los edificios más famosos de España; una fortaleza mora que exhibe grandes arcos y delicados mosaicos ornamentales. Da un paso atrás en el tiempo mientras subís por las calles de piedra en subida de Albaicín. Vas a tener tu recompensa cuando disfrutes las vistas desde el Mirador San Nicolás. La noche de Granada es vibrante y variada, debido, en parte, a su población estudiantil. Visita los bares de Calle Elvira o, si preferís algo más tranquilo, las tradicionales casas de té de La Calle de Las Teterías.

Encontrarás abundantes naranjos, pero la fruta conocida como la “naranja de Valencia” en realidad se produjo en California. Los viajeros interesados en la comida local deberían probar la paella. Aunque la ciudad tiene muchos monumentos, la joya de la corona moderna de Valencia es la Ciudad de las Artes y las Ciencias, un complejo futurístico de museos, cines, teatros y más.