Al igual que todas las Islas Vírgenes de EE. UU., St. Thomas tiene un montón de oportunidades para estar en la playa, chapotear en el mar o hacer una gran variedad de deportes acuáticos. Sin embargo, también cuenta con una gran escena para ir de compras exclusiva (¡y libre de impuestos!); solo prepárate para enfrentar a las multitudes de los cruceros. La preciosa Carlota Amalia muestra orgullosa su arquitectura colonial danesa y las leyendas de piratas. Tiemblan las maderas en el Castillo de Barbanegra, a continuación, puedes abrir el apetito subiendo los históricos 99 escalones, construidos a partir de los bloques de lastre de los buques daneses del siglo XVIII.

Compuestas por St. Croix, St. John y St. Thomas, las retiradas Islas Vírgenes Estadounidenses ofrecen restaurantes sofisticados, aguas turquesa y poblaciones pintorescas. En St. Croix, los vistosos edificios daneses de la época colonial de Christiansted proporcionan un marco maravilloso para comer y practicar la vela. Los jardines subacuáticos de coral son un paraíso para los buceadores. En St. Thomas, la meca de las compras, Charlotte Amalie, posee también una animada vida nocturna. St. John, más pacífica, ofrece tranquilos senderos calas recónditas y las bulliciosas tiendas y bares de la bahía Cruz. Existen transbordadores y vuelos internos que comunican entre sí las islas.

Hacer vela, bucear, pescar y tomar el sol en unas playas perfectas es lo que se hace en las 60 idílicas Islas Vírgenes Británicas. La isla más grande es Tórtola, donde se encuentra la capital, Road Town, un paraíso de 19 por 5 kilómetros de arena blanca, montañas con frondosa vegetación, ruinas y destilerías de ron. La espectacular Virgen Gorda cuenta con el atractivo de sus cavernas bajo el agua. El tiempo pasa al ritmo de las islas en la relajada Jost Van Dyke, donde los bares en el agua sirven unos combinados deliciosos con ron. Sus vírgenes playas atraen a los visitantes a Anegada, una preciosa isla coralina.

Si preferís tus playas sin el desarrollo comercial que las acompaña, Isla de Vieques es tu lugar para broncearte, con más de 40 playas y ni un solo semáforo. Visita Bahía Mosquito cuando la luna está oscura para ver sus famosas aguas brillantes (un pequeño organismo es responsable del efecto resplandeciente).

Si le encanta la playa, pero también desea un poco de cultura, le encantará Christiansted, uno de las dos ciudades costeras de St Croix. Iglesias históricas, patios encantadores, paseos sombríos, arcos de piedra, farolas antiguas y filas de restauradas casas de la ciudad se suman al encanto de la ciudad. Relájese en una tranquila playa de arena blanca o flote en el agua de color aguamarina. Disfrute de las muchas tiendas, boutiques, galerías, cafeterías y restaurantes o visite atracciones como el Fuerte Christianvaern, la Aduana o la Casa de la Pesa.

¿No es romántico? La isla caribeña de St. Croix tiene prácticamente la atmósfera de una historia de amor de Hollywood. Las playas de arena blanca y las exuberantes selvas tropicales arman el escenario de un deleite tropical. Enamórate del pequeño encanto histórico de Christiansted y Frederiksted, recorre con un tour alocado la destilería Cruzan Rum o bien explora las ruinas de una plantación de azúcar. Y el buceo, ¡no sabés lo que es! Piensa en restos de naufragios, piensa en la animada vida oceánica, piensa en las infinitas posibilidades que hay bajo el agua.

Antaño un importante centro de producción de azúcar, la cuarta ciudad más grande de Puerto Rico se dedica a la industria. A esta ciudad de 200.000 habitantes se la conoce por nombres de lo más intrigantes, como la "tierra de los gigantes" o la "ciudad de los piratas". Situada en la orilla norte de la isla, esta ciudad del Atlántico se considera parte del área metropolitana de San Juan. La playa de Carolina, la galería de arte Casa Escute, el Caribbean Raceway Park y la zona de Isla Verde Mall forman parte de los populares atractivos de esta ciudad. Para poder visitar la mayor parte de lugares de interés, lo mejor es alquilar un coche.

El paisaje de fondo de Soufriere, con las Piton, el mar y la selva, ofrece un entorno precioso para esta relajada y relativamente poco desarrollada ciudad del sur de St. Lucia. Considerando que su nombre es "azufre" en francés, no debería resultar sorprendente descubrir la abundancia de fuentes termales y baños minerales que hay. Tampoco hay que perderse los Jardines Botánicos Diamond, las bonitas playas y los carriles de bicicleta que serpentean a través de la plantación de azúcar de Anse Mamin. Alquila un coche para ver la ciudad.

Infame antiguamente por sus peligrosas bandas y el narcotráfico, Medellín se ha transformado. Actualmente es un vibrante destino para viajeros que buscan unas vacaciones llenas de cultura. Medellín se erige orgullosa sobre el Valle de Aburrá y su belleza natural la convierte en el entorno ideal para hacer senderismo, tirolina y montar a caballo. Viaja a través de la exuberante jungla hasta la Piedra del Peñol y, a continuación, sube los 740 peldaños hasta la cima: el viaje te recompensará con unas vistas inolvidables.

El surf siempre es elegido en la cuidad playera costarricense de Santa Teresa. El resplandeciente sol y la brillante arena la convierten en el telón de fondo ideal para acampar junto a las aguas cristalinas; y la pesca, el snorkeling y el kitesurfing se encuentran entre las actividades más populares de los turistas. Los servicios de yoga y spa son actividades obligadas para lograr la relajación máxima; y, a la noche, puedes ver una asombrosa puesta del sol en la misma playa en la que surfeaste olas anteriormente.

Puede que esta ciudad haya sido construida con acero y carbón y que los nombres "Mellon" y "Carnegie" aparezcan por doquier, pero Pittsburgh ha dejado atrás su pasado industrial. Disfrute del elegante perfil de la ciudad en un partido nocturno en el parque PNC, o visite las últimas exposiciones de arte contemporáneo en el museo Andy Warhol. Sin embargo, a los amantes de la historia lo que les gustará visitar es el Parque Estatal Point (que alberga el museo del Fuerte Pitt) y el museo Duquesne Incline, donde puede montarse en un antiguo funicular y ver exposiciones de esta genuina forma de transporte. Si no le importa dar una vuelta más, merece la pena visitar la maravillosa obra de arquitectura de Frank Lloyd Wright, el Fallingwater.

Con kilómetros de costa arenosa, no es una sorpresa que Fuengirola sea un importante atractivo en la Costa del Sol de España. Pero este pueblo resort ofrece más que sus playas; un castillo árabe, un zoológico naturalista inmersivo, parques de diversiones y una zona de comercios minoristas proporcionan entretenimiento para toda la familia.

Victoria sigue siendo la ciudad más británica de todas las ciudades de América del Norte, pero tiene mucho más que salones de té, tiendas de antigüedades y galerías (aunque abundan). Impulsada por la generación más joven, la ciudad ostenta una colección de tiendas geniales, cafés auténticos y restaurantes únicos. Además, cuenta con más senderos para bicicletas que ninguna otra ciudad canadiense, que ofrecen una excelente manera de explorar el pintoresco lugar (y de evitar una tarde comprando antigüedades).

Con una población de casi 300,000 habitantes solo en la ciudad, Belfast se ha convertido en un destino cosmopolita y en un lugar popular para viajar el fin de semana. Por su optimismo y su energía, que se respiran por toda la ciudad, Belfast es perfecto para recargar pilas. Nunca ha sido tan fácil visitar la ciudad, gracias a las numerosas opciones disponibles: autobús, taxi, barco o a pie. No te pierdas el Ulster Folk Museum ni la catedral de Belfast, y asegúrate de visitar algunos de los restaurantes, bares, clubes, galerías y teatros premiados.