Palma, el epicentro cultural y económico de Mallorca, es un excelente comienzo para explorar las tantas playas de arena dorada y blanca de la isla. Un antiguo kasba árabe, o ciudad amurallada, el casco antiguo de Palma es un agradable laberinto de calles angostas por donde te encantará caminar. Súbete al tren de Sóller y recorre los casi 17 millas de bellos paisajes; también puedes visitar el castillo de Bellver del siglo XIV y el Museo de Arte Contemporáneo, o disfrutar de la vida nocturna.

Al sur de la capital de Mallorca, las costa dorada de Playa de Palma está delineada por hoteles de lujo, restaurantes internacionales y animados bares. Popular entre juerguistas, el resort también ofrece instalaciones para deportes acuáticos y fácil acceso al aeropuerto, lo que lo hace un sitio muy cómodo para cualquier amante del sol.

Esta soñada isla ha inspirado a artistas como Chopin y Miró, y en la actualidad es un importante destino turístico para las vacaciones de primavera. Igualmente, no te preocupes, si estás vacacionando durante las vacaciones de primavera de la escuela primaria: hay muchas actividades para los más jóvenes. Los espectáculos de delfines y leones marinos de Marineland y las playas para niños atraen a las familias. Y si tienes un pequeño obsesionado con la serie animada del tren Thomas, no te puedes perder el tren antiguo que realiza el trayecto entre Palma y Soller.

Conocida principalmente como la capital del imperio franco de Carlomagno, Aquisgrán está situada actualmente en la unión de Alemania con los Países Bajos (los holandeses la conocen como Aken) y Bélgica (los valones la llaman Aix-la-Chapelle). Sin embargo, la historia de Aquisgrán se remonta a mucho más atrás que Carlomagno, en el siglo VIII. Los soldados romanos del siglo I antes de Cristo adoraban sus aguas termales (igual que Carlomagno, a quien le gustaba pasar un día en el spa tanto como a cualquiera). La catedral de Aquisgrán, la más antigua del norte de Europa y Patrimonio Mundial de la UNESCO, es la atracción principal de la ciudad.

No debe confundirse con la ciudad cercana de Windermere: el pequeño pueblo de Bowness-on-Windermere se encuentra a orillas del lago más grande de Inglaterra. Los ferris salen desde aquí para cruzar el lago Windermere, mientras que las tradicionales casas de campo de piedra, los pubs frente al lago y un animado puerto de pesca tientan a los viajeros a quedarse un poco más de tiempo.

Las aguas del Balatón, el lago más grande de Europa central, que abarca cerca de 600 kilómetros cuadrados, se calientan fácilmente en verano, por lo que sus costas, que van ganando profundidad de forma progresiva, son un atractivo para los bañistas: las partes poco profundas de la costa sur son ideales para familias con niños pequeños. Sin embargo, hay playas aptas para toda la familia a ambas orillas del lago Balatón, donde también puedes probar a practicar deportes acuáticos. La región también constituye un destino excelente para los amantes de los manjares refinados: aparte de las delicias gastronómicas, también merece la pena catar los vinos de la región elaborados en bodegas familiares, construidas sobre la base de dos mil años de experiencia en el campo de la viticultura, en soleados viñedos en terraza, dispuestos en espaldera y con un ambiente mediterráneo. La historia milenaria de la región de Balatón ofrece resquicios de la confluencia cultural que se produjo en esta zona. Si te interesa la historia, te espera una larga lista de museos, abadías, fortalezas y castillos por descubrir en este lugar.

Conquistar Nueva York en una visita es imposible. Por eso, visita lo imperdible: el edificio Empire State, la Estatua de la Libertad, el Central Park, el Museo de Arte Metropolitano; y luego explora lo menos conocido con visitas a The Cloisters o a una de las bibliotecas de la ciudad. Disfruta de las tiendas bohemias del West Village o la fina gastronomía del Upper West Side. El bullicioso mercado de la estación Grand Central te da un sabor literal de lo mejor que la ciudad tiene para ofrecer.