El paisaje que inspiró el libro “Ana de las Tejas Verdes” atrae a montones de amantes de la provincia más pequeña de Canadá. La pacífica Isla del Príncipe Eduardo es un refugio de ritmo pausado, lleno de preciosidades de tinte característicamente marítimo. Sobre las suaves playas se elevan acantilados de arenisca rojiza. Solitarios faros salpican rocosos peñones. Senderos desiertos invitan a dar románticos paseos sin rumbo fijo.

Conquistar Nueva York en una visita es imposible. Por eso, visita lo imperdible: el edificio Empire State, la Estatua de la Libertad, el Central Park, el Museo de Arte Metropolitano; y luego explora lo menos conocido con visitas a The Cloisters o a una de las bibliotecas de la ciudad. Disfruta de las tiendas bohemias del West Village o la fina gastronomía del Upper West Side. El bullicioso mercado de la estación Grand Central te da un sabor literal de lo mejor que la ciudad tiene para ofrecer.

Atlantic City atrae a turistas que llegan en auto y en autobús, llegando a más de 20 millones de visitantes por año. Pasea por el famoso paseo peatonal con sus numerosas opciones de entretenimiento y restaurantes o visita el histórico Faro de Absecon y la nueva Rueda de la Fortuna de Steel Pier. Varios campos de golf de campeonato se encuentran a 30 minutos en auto para atraer a los fanáticos del golf. En el verano, las playas gratuitas locales son populares entre las familias. Hay bares en la playa distribuidos por todo el resort y puedes enterrar los pies en la arena mientras disfrutas tus cocteles favoritos. Las actividades acuáticas disponibles incluyen paravelismo, un chárter de pesca y cruceros de avistamiento de delfines. Quienes disfrutan de visitar casinos tienen 9 establecimientos para elegir, por lo que hay opciones para todos los gustos. Quienes recuerdan a Atlantic City en sus días antes de ser centro de apuestas pueden aumentar la nostalgia probando un caramelo masticable de agua salada y los icónicos sillones de ruedas que son favoritos de Atlantic City desde hace más de 100 años.

Desde Magic Kingdom hasta tratamientos de spa mágicos, Orlando destella con la promesa de la aventura. Pasa un día explorando los famosos parques temáticos de Disney, riendo con los delfines en Sea World o gritando como loco en una montaña rusa de Busch Gardens. Para una tarde con menos adrenalina, admira la tranquila belleza natural del Harry P. Leu Gardens o disfruta de un tratamiento exfoliante de algas en un spa de lujo. Saborea ingredientes frescos y locales en uno de los restaurantes nominados al premio James Beard de Orlando.

Lejos de las ciudades más turísticas de la costa norte, Kingston es Jamaica en estado puro; una ciudad de contrastes que se extienden entre la costa este y las Montañas Azules. La diversidad de Kingston se aprecia en sus vecindarios, desde los barrios opulentos del norte a la zona menos próspera del centro. Los viajeros pueden descubrir el espíritu de la canción "One Love" en el Museo de Bob Marley, o degustar el delicioso helado de Devon House. Muy cerca, en la antigua capital de la isla, Spanish Town, se puede entrever la rica historia de Jamaica.

En esta ciudad universitaria al oeste de Venezuela, se puede relajar en un parque que rinde homenaje a Beethoven, probar helados de más de 800 sabores en una tienda con record Güines y ascender a las cercanas montañas de los Andes de nieve perpetua en el teleférico más largo y alto del mundo. El casco histórico, cuyo centro se encuentra en la Plaza Bolívar, dispone de una impresionante iglesia inspirada en la Catedral de Toledo, en España. Existen empresas de aventura que ofrecen parapente, mountain bike, y excursiones a pié por las afueras de la ciudad.

Si busca playas como las de Florida pero no desea el ambiente de un mega complejo o parque temático, Pensacola puede ser el destino perfecto para pasar un fin de semana. Sede de la costa nacional de las Islas del Golfo, la ciudad ofrece algunas de las mejores zonas para pescar y montar en barco. Tierra adentro, los amantes de las canoas no deben perderse la belleza del río Blackwater. Cerca del centro, la ciudad tiene una envidiable herencia militar que puede apreciarse en lugares como el Museo Nacional de Aviación Naval y la Estación Aeronaval de Pensacola.