A solo unas millas de la frontera eslovaca, en la parte meridional central de Polonia, se encuentra Zakopane. Se trata de una ciudad turística enclavada en los montes Tatras, que recibe numerosos esquiadores en invierno y senderistas y escaladores todo el año. A finales del siglo XVIII y principios del XIX, Zakopane se convirtió en la comunidad artística más visible de Polonia, un hervidero de cultura al que puso fin la influencia soviética después de la Segunda Guerra Mundial. En la actualidad, da pie a evocar una época anterior, con sus preciosas casas de madera. Podrás conocerlo todo sobre estos edificios y otros temas en el Museo del Estilo de Zakopane.

En Viena, las casas de café no son solo un entretenimiento: son una institución. Quedarse leyendo un periódico con unas masas y un café expreso fuerte es, según la UNESCO, oficialmente un pasatiempo cultural vienés. Deja tu porción de Sachertorte para hacer un tour autoguiado de la impactante Secesión tradicional de la ciudad y la arquitectura moderna, como el Palacio Imperial, el Teatro de Ópera estatal, la iglesia Kirche am Steinhof o el museo Kunsthistorisches, una demostración de la geometría ornamentada.

Desde edificios pintados de colores brillantes y barcos de pesca que bordean el paseo marítimo, hasta una iglesia barroca en la cima de la colina que vigila el casco antiguo, no es de extrañar que Rovinj sea una de las ciudades costeras más fotografiadas de la península croata de Istria.

Como anfitriona de los primeros Juegos Olímpicos de Invierno en 1924, Chamonix siempre contará con un lugar en los libros de historia. Sus principales atracciones son el Mont-Blanc (la montaña más alta de Europa Occidental) y las muchas zonas de esquí frente al valle de Chamonix. Las laderas empinadas y las condiciones climatológicas extremas son más apropiadas para los esquiadores experimentados, pero también hay pistas para principiantes. Solo tienes que asegurarte de que todas las personas de tu grupo distinguen un círculo verde de un diamante negro. Ah, y otro apunte para los libros de historia: Pierce Brosnan estuvo aquí filmando una película de James Bond (“El mundo nunca es suficiente”).

Llegar a Orvieto en la cima de la colina es parte de la diversión, ya que tienes la opción de subir por escalera mecánica o en cable carril funicular. Este pueblo antiguo construido estratégicamente está libre de tráfico moderno, por lo que invita a los visitantes a disfrutar de un poco de la Umbría medieval, y un de vaso de su famoso vino Orvieto Classico.

Empápate de sol en las magníficas playas de Agadir, la ciudad más visitada del sur de Marruecos. Sus amplias avenidas de palmeras y los bares frente al mar le aportan cierto aire de complejo turístico de occidente, sobre todo en invierno cuando se llena de europeos atraídos por sus excepcionales condiciones climáticas. Monta en camello, alquila un buggy o pásate por el mercado Suq al-Had, rebosante de especias del norte de África. Si quieres admirar unas amplias vistas a la ciudad, pasea hasta las ruinas de la Kasbah.