Afuera la decoracion, que es demasiada años 70´ para el local, todo en este restaurante nos encantó. A empiezar por la atencion de la mesera que, si no me equivoco, se llama Emma. Muy simpatica, atenta y pendiente de nosotros. La comida tambien nos encantó....Desde la burratta como entrada (USD18) hasta el postre de Créme Brullé (USD8), todo estaba bien rico. Comimos pasta Linguine Carbonara y Alfredo (entre USD17 y USD20) que estabam deliciosas, pasta al dente y con salsas muy sabrosas. Vale mucho la pena. Precio final con 4 heinekens - USD141 (ya con tip de 15%)Más