Visitar Ámsterdam y no explorar De Wallen (nombre
neerlandés de la zona) o acercarse solo por sus
aspectos más picantes, significaría perderse la
oportunidad de contemplar algunos de los canales más
pintorescos de la ciudad, lugares históricos de
interés turístico y ejemplos impecables de
arquitectura local, sin mencionar el barrio chino, el
templo budista más grande de Europa y otros tesoros de
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la zona. Aunque es cierto que existen actividades
menos saludables que atraen a los curiosos, el barrio
rojo sigue siendo un lugar seguro e increíblemente
fascinante y, a la vuelta de cualquier esquina, te
puedes ver transportado del lóbrego neón rojo
contemporáneo a un paisaje de ensueño de cerámica azul
de Delft del siglo XVI.
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