Somos una pareja con un niño de 8 años quienes pasamos dos noches en Casa Rural Penaquente del 10 al 12 de agosto 2018. Al llegar sobre las 19h nos informó la dueña, Irene Soto, de que había "un pequeño problema" con la habitación cuádruple que habíamos reservado en Booking (con 2.5 meses de antelación, y garantizada) pero que había solución.
Según lo que nos contó, los que se alejaron hasta esa misma mañana habían roto la ventana Velux y no se podía alojar mas alli. Cuando pregunté si podíamos ver la habitación, se nos niego alegando de problemas de seguro etc. La dueña nos contó cosas tan raras que desde el principio tuvimos la sospecha de que nos estaba engañando.
Al final nos dejó en una doble pequeñísima donde había puesto una cama supletoria, lo que hizo que ni cabían las maletas ya que pasamos de los 35m2 reservados a 11m2, quitándonos las comodidades que tenía la cuádruple como TV y nevera. Por la noche, nuestras sospechas se confirmaron con la llegada de dos familias a las únicas dos habitaciones triple/cuádruples que tenía la casa, como la que habíamos reservado en Booking. A la mañana siguiente nos topamos con las dos familias desayunando juntas - cada mesa lleva el nombre de una habitación - confirmación de que había vendido nuestra habitación a otros.
El domingo, cuando teníamos que pagar, la dueña intento vender la doble como triple. Nos negamos y pagamos el precio de una doble sin extras, lo máximo que estábamos dispuestos a pagar para tal engaño. En un momento, la dueña nos dijó que podíamos ir sin pagar, lo que no hicimos pero cuando fuimos, la dueña nos pido perdón por todo!
El venir aquí no se trataba de tener un sitio donde dejar las maletas. La habitación eligida era parte del ‘paquete’ y lo que nos dieron y hicieron pagar fue realmente vivir en maletero y nos arruinó esta estancia.