La estancia en esta hospedería fue fabulosa. Recibimos un trato impecable de todo el personal desde la recepción (Ana) hasta el restaurante (Emilia/Aurora), por nombrar a alguien, ya que todo el personal es encantador.
Empezando por el principio, decir, que el parking es muy amplio, las plazas grandes y la ocupación baja, ya que superan en número al número de habitaciones. Al acceder a la hospedería desde el parking, vemos una piscina cubierta (con cubierta removible) de la que no hicimos uso, a pesar de su aspecto apetecible. A la izquierda se queda un gran salón, donde cenamos esa noche ya que llevábamos el paquete de San Valentín con cena romántica.
Cruzamos el claustro y llegamos a recepción en la entrada principal. Nos atendió Ana con una simpatía y agrado extraordinario. Estuvimos alojados en la habitación 215. Una habitación espectacular. Techos de 4 metros, Ventanales súper altos con balconadas. Baño enorme y bien equipado. Todo muy limpio y acogedor.
El mirador superior es precioso. Se accede por una escalera de caracol y tiene un salón inferior equipado con bancos de madera para sentarse. Todo muy bonito.
El desayuno es muy variado y completo. Variedad de platos calientes, embutidos, mermeladas, frutas, etc, Comimos al medio día el menú de la hospedería y todo estaba genial. Tomamos crema de marisco con helado de manzana, tallarines verdes con jamón (creo), solomillo de ibérico y milhojas de caballa. Postres de leche condensada con nata y tarta de queso con frutos rojos.
Creemos que es muy recomendable la estancia porque todo lo bueno supera las pequeñas fallas. Es probable que volvamos porque nos ha gustado la experiencia y creemos que nos han faltado cosas por ver en Llerena.
Doy la máxima puntuación, porque en justicia creo que lo merecen, pero si hay algún pequeño detalle que ha ensombrecido un poco la experiencia. Antes de usar la ducha, ya intuíamos que la mampara fija de la bañera era muy corta, lo cual se confirmó cuando la usé. Cuenta con una columna de hidromasaje que no me atreví a probar ya que los chorros horizontales harían que todo el agua salpicara al exterior de la bañera. Tomé una ducha con todo el cuidado que pude de no salpicar, y el baño quedó semi inundado. Tras la ducha tuve que usar la toalla del suelo y del cuerpo para recoger todo el agua con los consiguientes resbalones. En el bidet, del grifo de agua fría no sale agua, lo que impide mezclar con caliente y por tanto inutilizable por peligro de escaldarse uno vivo. Todo parece indicar que hay un problema en la llave de corte, que por probar si era ese el problema, pudimos comprobar que giraba loca.
Dado que nuestra estancia fue solo de una noche, no quisimos perder tiempo en andar llamando a recepción para que mandaran alguien de mantenimiento.
En resumen, muy agradecidos a todo el excelente personal de la hospedería. Esperamos volver pronto y recomendaremos la visita a todo el mundo.