Nada más llegar nos sentaron en una mesa junto a la cocina... cuando había otras mesas libres.
El calor con el paso del tiempo se hizo insoportable. El local en el que hay una o dos camareras argentinas parece estar regentado por chinos... cocineros, camareros son en su mayoría asiáticos... y algo muy típico en los chinos... el gerente está en la mesa de la entrada con una mesa llena de papeles llevando las cuentas.
Pasando a al servicio. Es rápido y eficiente, pero para nada cordial, hablan lo justo, no preguntan si todo esta a tu gusto... algo importante cuando te sirven carne. La carne a mi me supo a filete malo, carne hormonada... ya que echaba agua en el plato... tampoco acertaron en el punto solicitado.
Otra cosa que me pareció fatal fue pedir una copa de vino y te la trajeran ya servida... y como es normal en irlanda cuando pides una copa de vino y no la botella, el vino es malísimo. Ya peor es cuando pides una coca cola y te la sirven también de grifo.
No pedimos postres porque nos queríamos ir lo antes posible, pero todos parecían de fábrica.
Por poner algún punto a favor es que el restaurante tiene buena presencia.