Nos alojamos 5 días allí y es el peor sitio donde hemos estado con diferencia. Se trata de un chiringuito de playa en el que han hecho varias habitaciones en los huecos de la planta de arriba, pero en realidad no está acondicionado como un hotel. Para empezar, el día que llegamos, nos llamó la dueña por teléfono para decirnos que de 18:00 a 20:00 horas no podíamos hacer el check in, así que si llegas a esa hora, te vas a dar una vuelta hasta que abran. Después, la habitación es súper cutre, muy pequeña y con un aire acondicionado que no funciona. El baño es muy pequeño y para entrar y salir hay que hacer contorsionismo. Las camas son pequeñas (dos de 80), y el colchón está muy deteriorado y encima le han puesto un trozo de gomaespuma, así que mientras duermes te hundes y te levantas con dolor de espalda. Si a esto le añadimos que hace mejor en la calle que en la habitación con el aire acondicionado a 16° en Chiclana en agosto, nos da como resultado una sauna de 10 metros cuadrados muy poco confortable. Respecto al tema del aire acondicionado, le transmitimos a la dueña que no salía frío y nos dijo que no sabíamos ponerlo (como si no tuviéramos aire acondicionado en nuestra casa) y que esa misma tarde pasaba a mirarlo, pero nunca nos dijo nada después de esto, e incluso nos rehuía cuando nos veía para no saludarnos. Otro detalle que no nos gustó es que cuando arreglan la habitación dejan la ventana abierta, que da a una terraza común, por lo que cualquiera podría acceder a la misma. En fin, de trato familiar, nada y de amabilidad, menos. Las condiciones del alojamiento no son óptimas para ningún viajero, puesto que NO es un hotel ni hostal, sino un chiringuito de playa, y las críticas buenas que pueda tener son como restaurante, no como alojamiento, que es pésimo y desde luego, nada recomendable (ni barato: 135€/ noche). Por cierto,7 habitaciones no, ya que la habitación 1 y 2 solo son de uso privado. NO IR!!