Serían las 13:00, en la terraza debe haber 30 mesas y dentro es muy grande. Como digo era una de las horas de mayor afluencia de público. La terraza solo la atiende una chica delgada, nada más que ella, una fenómena y gran profesional pero manifiestamente insuficiente para atender a todas las mesas. Después de 15 minutos esperando sentados en una mesa de la terraza y no atendernos decidimos entrar dentro del local ya que habíamos quedado con unos amigos allí. Dentro vemos que hay un señor alto y calvo que prepara los pedidos de la chica de la terraza y su zona de barra y otro señor delgado y con bigote que atiende a las clientes de dentro, tanto mesas como barra. El local tiene muy buena pinta, parece que tiene buen género y productos, pero es desesperante todo el tiempo de espera para todo, piensas que si hubiera más personal te apetecería quedarte a comer, pero estuvimos otros veinte minutos para que nos atendiera y nos trajera solo bebidas el camarero de bigote y esa situación te invita a no quedarte, vinieron nuestros amigos y nos fuimos. No se si son todos empleados o alguno era el dueño, pero la verdad son muy pocos, el local no puede estar mejor situado y sin embargo da una mala atención, supongo que al dueño le da igual, pero estos locales viven de los habitantes de sus ciudades y si tiene mala fama no van y no se puede vivir solo de los turistas que al fin y al cabo van un día y no vuelven o no van directamente ya que muchos leen críticas de otros clientes. Aunque eran pocos decir también que el camarero de bigote no suda no, quizá meter una marcha más podría hacerlo, digo yo