Elegimos este restaurante para una ocasión tan especial como nuestro aniversario. Y fue un acierto.
Un lugar con mucho encanto, en frente del puerto deportivo de Gijón.
Al entrar una gran variedad de vinos se podian ver a traves de los cristales. Una vez dentro pudimos ver una vitrina con su surtido de quesos, los cuales quedé con ganas de probar. Nos atendió un chico que nos llevo a nuestra mesa.
Una vez sentados el trato de los camareros fué bastante bueno recomendandonos a cerca de los vinos de una manera nuy acertada.
La comida muy rica.
Las croquetas muy jugosas y buen sabor. Para mí lo más destacable fue la tapita de anguila, que estaba riquisima.
Tambien comimos cochinillo y lechazo, todo bastante bueno.
Terminamos con un postre de coco y chocolate blanco bastante cuidado y con un sabor muy agradable, y lo que es importante en un postre, nada empalagoso, con una bola de helado que refrescaba el paladar.
Al pedir la cuenta trajeron un aperitivo de coco, un buen detalle.
Un gran trabajo del equipo completo, volveremos.