Fuimos a cenar mi pareja y yo, comida y servicio podríamos decir aceptables.
Como primer entrante pedimos pastel de puerros, nos gustó, aceptable, tampoco nos apasionó.
De segundo entrante tomamos buñuelos de bacalao. Dejaban muchísimo que desear, algunos bien cocinados, otros fríos, helados por dentro. Total de 8 buñuelos, mitad bien cocinados, mitad fríos en el centro. Cocinados en el propio restaurante, eso seguro, pero probablemente antes reposasen en nevera y desde luego el cocinado por dentro no era bueno.
Como plato principal comimos rape, muy bueno y recomendable, sin duda para repetir este plato.
De postre quisimos pedir tarta de queso pero estaba agotada, tenía muy buena pinta y la pedían todas las mesas, probablemente estaría muy rica.
Servicio de la metre muy bueno, resto de camareros servicio mejorable (excepto una de las camareras, la que sirvió los buñuelos, muy simpática).
Conocía este restaurante de hace años, he vuelto a probarlo tras volver a la ciudad. Creo que ha empeorado en comparación con entonces, o quizás las expectativas de aquel momento eran más bajas.