Hace un par de semanas estuvimos en León, en el Húmedo. Tomamos un vino y acabamos almorzando en El Besugo: como siempre no nos defraudó. Conocí este restaurante a finales de 1976 o principios del 77 y siempre que lo he visitado me han ofrecido buenas raciones de buena pitanza a buen precio. A finales de los setenta y principio de los 80, los domingos se llenaba de soldados procedentes de los cuarteles del Ferral: era muy significativo.
Muy preparados con la protección necesaria, nos atendieron con cuidado y simpatía. El camarero, apenas se percató de que mi segundo plato pecaba un poco de salado, se disculpó en nombre del cocinero y me lo cambió inmediatamente.
Las mollejas muy ricas, como siempre. Recomiendo la ensalada de puerros. El Prieto Picudo de la casa es muy rico y tiene un precio inigualable.
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