Insípido, poco elaborado y caro.
Unos raviolis, recomendados por el personal, donde el relleno de queso se debió quedar en la cocina acompañando al sabor que tampoco llegó.
Scialatelli con frutos de mar. La pasta dura y, más que al dente. Las tres pequeñas anillas de calamar de auténtico chicle. El sabor tampoco vino en este plato.
La pizza, sabor normal y textura que el masticar forma engrudo.
En resumen, quizás el peor italiano que he visitado.
El personal totalmente correcto y el entorno agradable.
No volveré.