El desayuno es un must. Es tan grande que te ofrecen llevártelo a la habitación si te sobra y de seguro te va a sobrar, así que recomiendo la tabla de quesos y charcutería. Tuvimos un pequeño percance con una puerta y nos apretamos el dedo varias veces, pero además de eso, todo lo demás estuvo muy bien: buenas almohadas, calefacción, duchas y albornoces - que ponen una linda advertencia para que no te los lleves a casa-. Quisimos hacer early check in pero no había habitaciones disponibles, así que por unos euros extra, subimos de "categoría" y conseguimos una habitación mejor que estaba disponible desde las 8AM, con linda vista a la Gran vía, el edificio Telefónica y nada de ruido, muy bien aislada. Aunque la ubicación tiene sus pro y contras, es muy recomendable el hotel. Arriba del todo hay una terracita linda para tomarse unos tragos, aunque como íbamos en invierno y con un pequeño, no la usamos, subimos a hacer fotos.