Vaya por delante que llevo 25 años acudiendo a Jurucha, donde nunca se han distinguido por la amabilidad. No vuelvo a poner un pie en ese bar.
Llegamos a las 18:30 para un tapeo familiar. La terraza llena y nos dice el camarero (con muy malas formas) que no podemos sentarnos dentro porque no abren el salón hasta las 19:00. Como habíamos quedado con dos personas, estuvimos haciendo tiempo en el mercado. Volvimos a las 18:40 cuando las otras dos personas, que eran mayores, nos avisaron de que ya estaban allí. Nos encontramos con que ya había gente dentro del salón, a pesar de no ser las 19:00 y de habernos negado la entrada a nosotros. Será que hay clientes de primera y de segunda...
Para rematar la faena, el camarero nos dice con las peores formas posibles que no podemos juntar dos mesas a pesar de que una mesa pequeña era insuficiente para 5 personas.
En O’Caldiño, a la vuelta de la esquina son encantadores y sirven un producto excelente. Y en la terraza del mercado también sirven con la educación y cortesía que todo cliente merece.
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