Había leído que las empanadas eran auténticas y no defraudaron. Ambiente muy agradable, personal atento y encantador, pero la entraña no estaba a la altura de un restaurante argentino . La factura de 25 euros por cabeza me dolió un poco más que otras veces pagarla. Confío en que se debiese a que simplemente no tenían buen producto ese día.
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