Después de una hora en el restaurante, con los entrantes llegando con mucho tiempo entre plato y plato y ya un poquito mosqueados, se lo reprochamos al camarero y entonces parece que se apretan un poquito (pero no mucho) y nos traen la carne de pollo y de cordero prácticamente quemada y/o recalentada, y además, las raciones muy escasas. Yo particularmente ya no tenia ni ganas de comer, ni animo de querer seguir estando allí, por lo que ni tome postre, ni café, ni helado ni nada, de hecho de los 8 que íbamos solo pidieron postre y café 4 personas...Pues con todo y con eso tocamos los 8 a 32 eurazos por cabeza, pero eso si, con un taponcito por gentileza de la casa para que nos vallamos felices y se nos olvide el sablazo.
¿Es el propietario o administrador de este establecimiento? Solicite su perfil gratis para responder las opiniones, actualizar su perfil y mucho más.