Entramos y nos atendió muy amablemente Carmen, nos aconsejó y nos ayudó a hacer la elección de los dos menús.
Toda la carne espectacular, los entrantes muy buenos y los pimientos una pasada de ricos.
Tras la deliciosa cena unos postres caseros, realizados por Carmen, que no te puedes perder, el pudin de pan.
Salió a despedirse el chef, un amable Riojano, con el que nos echamos unas buenas risas.
Recomendable al 100%
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