Hoy he celebrado una entrañable comida familiar, en un restaurante "de los de toda la vida", al que, sin embargo, no había ido nunca y eso que está a 5 minutos de mi casa. ¡Imperdonable!
El local es amplio, elegante y tranquilo, con una magnífica acústica. Mantel y servilletas de hilo. Cristalería y cubertería de calidad. El servicio excelente y la comida deliciosa. No se puede pedir más.
Además, cuentan con un agradable y luminoso reservado, con capacidad para unas 15 o 20 personas.
Hemos comido de maravilla: De entrada, alcachofas y espárragos blancos de temporada a la brasa, calamar de playa, también a la brasa y ensalada de tomate y ventresca. Todo delicioso.
Y después un par de arroces: Una paella valenciana con alcachofas y un arroz meloso de ambas y boletus. Los dos de orejas y rabo, como la faena de Morante del otro día en La Maestranza.
Es un Asador y, por tanto, la especialidad de la casa son las carnes y pescados a la brasa. Los arroces también están en la carta, pero los hacen sólo por encargo.
No quiero ni pensar como estarán esas carnes y pescados a la brasa.
La bodega está a la altura de todo lo demás: Hemos tomado un Casa Don Ángel, elaborado en mi pueblo, con nuestra uva autóctona (bobal), por la familia Martínez Bermell, que estaba redondo y con una temperatura de servicio perfecta.
De postre, Torrija con helado de dulce de leche y tiramisú.
Para chuparse los dedos
Café Illy y, para terminar, un delicioso chupito de licor de arroz de elaboración casera.
Mención especial para Alejandro, el propietario y Maître, y para Martín, que nos han atendido de maravilla
Relación calidad/precio/servicio sobresaliente. 10/10
Os lo recomiendo con entusiasmo