El lugar es muy agradable, pero no hay ningún plato verdaderamente vegetariano. Ofrecen dos o tres platos a los que les eliminan la parte animal, pero no reducen el precio. Comí una pasta con salsa de trufa y carpaccio de trufa que estaba bastante desabrida y tenía muy poca trufa, defraudó mis expectativas (22 euros). Los comensales carnívoros aprobaron sus platos, pero se quedaron con hambre porque las porciones son medio francesas. Hay happy hour de 15:00 a 18:00 y tapas, esa puede ser una mejor opción.
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