Fuimos con mi papá a comer ahí en nuestra visita a Bruselas. Ambos pedimos una sopa: la de él, de vegetales, le pareció muy buena (a pesar de que usaron caldo de pollo para una sopa vegetariana - menos mal él no es vegetariano) y yo pedí una de tamarindo con camarón. Esta última tenía solo tres camarones pequeños y realmente me dolió pagar los 3 euros extra por eso. Tenía un sabor muy penetrante a tamarindo pero en términos generales no estaba tan mal. Luego vinieron los platos principales y puedo decir que la salsa estaba muy mal y el arroz demasiado pastoso. Mi papá no pudo terminar de comérselo. Para terminar, no aceptan tarjeta, tampoco dólares, solamente Euros. El servicio estaba muy bien y la ubicación está muy cerca de algunos hoteles y a pocos minutos caminando de la Grand Place. No deja la impresión de ser comida vietamita auténtica.