En nuestra estancia en Amán pudimos disfrutar de este típico y acogedor restaurante gracias a una chica que conocimos en Jordania.
La comida es deliciosa y muy barata. Es ideal para rodearse de la gente de allí. Si quieres tener una agradable velada y disfrutar de platos típicos a buen precio no te lo debes perder. El personal es muy atento y simpático.
También hacen comida para llevar.
El lugar donde se encuentra es algo curioso ya que no se encuentra en un establecimiento cerrado, si no que es como si estuviera en una calle.
Aparte también quería decir lo que me pareció la ciudad de Amán. Es una de las ciudades más feas y sucias que he visto jamás. Para entrar al país tuvimos que pagar el visado de 40 JD por persona. Los cajeros del aeropuerto tienen un límite y es que sólo se puede sacar hasta 250 JD. Cogimos un mini bus para ir al centro. Tardamos casi 1 hora. Durante el trayecto vimos edificios muy modernos y mucha vida en las calles. Al llegar a la estación de autobuses estaban esperando los taxistas: lo peor de este maravilloso país. Unos nos pedían 5 JD por persona, lo cual era un robo pues suele costar 2 JD el trayecto. Al final nos llevó un chico joven por 4 JD.
Os recomiendo que no cojáis el hotel en el centro ya que por las noches no vais a pegar ojo. El bullicio y alboroto no cesa en toda la noche. Lo ideal es alguno que esté cerca del centro.
Las mujeres en la capital mejor ir tapadas (con pantalón largo y hombros cubiertos). A no ser que quieran ser devoradas con la mirada y asustar a las mujeres jordanas.
Por el centro hay restaurantes muy buenos y baratos, y pastelerías en las cuales venden dulces típicos.
Amán al ser una ciudad tan grande hay que coger taxi para ir a cualquier sitio. Recomiendo utilizar los blancos que son los que se comparten y tienen una tarifa fija (0,40). Cuando se llenan parten a su destino y puedes bajarte cuando quieras. Pregunta en la recepción de tu hotel para saber dónde se encuentra la parada más cercana.
Los jordanos son gente encantadora. Siempre están dispuestos a ayudarte y si no saben inglés buscan a alguien que sí lo hable. La gente es muy amable, te saludan e incluso se paran con el coche para llevarte si quieres sin aceptar dinero a cambio.
Lo peor son los taxistas. Tuvimos unas cuantas experiencias muy malas tratando con ellos. Son unos sinvergüenzas. Nunca ponen el taxímetro y el pobre que lo hace recibe una paliza por parte de sus compañeros. Vimos escenas bastante bochornosas. Intenta saber antes el precio acorde con el trayecto que quieras realizar para así regatear a lo que tú creas justo pagar, si no te van a timar sí o sí. Y aunque parezca que ninguno quiera llevarte por el precio que tú pides siempre hay alguno que accede.
A pesar de esto, me fui con muy buen recuerdo de este país. Lo que más me gustó fue Petra, el Mar Muerto y Jerash. Merece la pena ir sólo para ver estas tres maravillas. Lo que menos me gustó fue Amán, una ciudad caótica, sucia, fea y enorme. Pero por otra parte tiene algo, no sé si será la gente o el bullicio que le da una especie de encanto. La gente es abierta, simpática, amable y muy servicial.