Entrante ceviche, que si bien es en cantidad algo menor a la habitual en Chile o Perú, muy bien logrado con leche de tigre de dos tipos de limones y maracuja, en equilibrio que daba mucho aroma y justa acidez.
Luego un pulpo con cebollas al escabeche luego salteadas en una cama de panko cítrico, muy buena combinación de sabores y texturas. Quizás habría mejorado con algún adobo del pulpo (aunque es de gusto más del pulpo del Pacífico jaja). Por otra parte probamos gnocchis con camarones que estaban bastante bien logrados en textura aterciopelada y una sala blanca en queso en cantidad justa. Resulta un plato más tradicional comparado a los demás , pero no defrauda. Finalmente un tiramisu que logra equilibrar chocolate, café, y licor sin que uno opaque al otro, con queso que parece adecuado. Quizás es el plato más modesto por lo frecuente de su consumo como de la receta usada que parece muy tradicional sin romper esquemas pero logra un muy buen Equilibrio.
Pero claramente la reina de la noche unánimemente es un poste de autor: pan brioche caramelizado y aplastado así al puro estilo entre una tostada francesa y una tarta tatin, (pero obviamente sin manzana sin por el brioche), sentado sobre !crema inglesa increíble !, y sobre estos Una bola de helado de canela casero de muy buena factura. Redonde el postre.
Una cena que hace varios años no lograba que los tres platos me asombraran o me generaran recuerdo por la buena experiencia.
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