Aparenta ser un hotel de primera con excelente limpieza pero realmente no lo es.
Me hospede por un mes en ese hotel. Vi de todo, a las 7am pasan y Te tocan y abren y revisan si hay alguien o no. No cambian las sábanas de la cama ni las almohadas, no aspiran la alfombra, no lavan en baño bien, el restaurante de lo más sucio, esto fue lo peor, el agua que sirven está súper sucia en dos ocasiones hasta cucarachas salieron, la fruta en 6 veces tenía cabellos, el jugo de lechosa o papaya estaba echado a perder y el de melón igual. Un día vi hacia la cocina y está echa un asco, totalmente sucia y hasta cucarachas se veían en el suelo. El gym fuera de servicio prácticamente, no funcionaba ninguna máquina de cardio y solo había un solo aparato de pesas para todos los huéspedes lo que causaba que estuviera saturado. No hay nada cerca más que el aeropuerto.

Lo bueno, el bar, el sushi y la pizza.

Buenas instalaciones, tiene planta eléctrica (lo que resulta indispensable al día de hoy en Venezuela), tiene restaurant en las instalaciones, un buen café, la limpieza es visible. La ubicación excelente para llegar de una vez: justo frente al aeropuerto. En contra, es una zona netamente industrial en los alrededores, lo que limita un poco las posibilidades si no cuentas con vehículo para llegar a otros destinos. Aunque igual no está muy alejado de centros comerciales y opciones de restaurantes. Lo único negativo: la "revisión" de las camareras a las 7 am, que te abren la puerta del cuarto.

El hotel no está mal para lo que se paga pero en el restaurante "La Scala" vivimos una de las escenas más desagradables del viaje. Y no por que la comida sea mediocre, que lo es, si no por que al intentar pagar en dólares primero nos dijeron que no aceptaban, después hablaron con el jefe, un señor Calvo de pelo blanco y este le dijo que si nos aceptaban dólares pero a un precio insultante.

Lamentable situación, cuando de todos es sabido que en el país el dólar es comúnmente aceptado.

Lo dicho, trato de mafiosos.