Desde el primer momento que entras por el hotel, empieza la experiencia en este increíble lugar.
Sherrif muy atento y servicial, nos ofreció dos copas de cava y nos ayudó con las maletas, mientras pudimos hacer el check in con Gema, donde de una forma eficaz nos explicó todo lo imprescindible que debíamos saber para nuestra estancia.
Muy buena atención y bienvenida de todo el departamento de recepción.
La habitación equipada con todo lo que necesitas y más. Unas vistas de ensueño donde podíamos apreciar la grandeza del mediterráneo en todos los momentos del dia.
La piscina principal es muy relajante y cuidada al mínimo detalle.
Hay camas balinesas con sombra y también hamacas más soleadas con una de las mejores vistas de Mallorca.
El buffet de desayuno, comida y cena es delicioso. No falta absolutamente nada y se mantiene impecable durante todo el servicio gracias a su equipo de chefs, especial mención a Isaac quien está pendiente en todo momento de que todo luzca perfecto.
Muy top el buffet mallorquín para degustar todo tipo de especialidades locales.
Los camareros del buffet siempre serviciales, rápidos y profesionales de 10!
Y su Maitre Felix siempre pendiente de crear momentos WOW para los clientes.
El hotel en si nos ha sorprendido mucho su ubicación de ensueño.
Todo lo que necesitas para tener una verdadera experiencia mediterránea sin salir del hotel. Sus accesos directos al Mar son el sueño de cualquier persona.
Y si por si todo esto fuera poco… la guinda del pastel es la zona Prestige. Una piscina infinita rodeada de olivos mallorquines y un diseño espectacular. Energia relajante y necesaria para desconectar del ajetreo diario.
Felicidades a todo el equipo, por transmitir la verdadera esencia de este hotel.
En especial, Javier de Guest Service, quien se implica al máximo para que crear momentos inolvidables que marcan la diferencia en un hotel.
Sin duda un lugar mágico al que estamos deseando volver pronto!