Dentro de la mala opción de restaurantes en Sölden, esta es una aceptable elección. Las pizzas están hechas de masa fina y son buenas (al menos la que pedimos aunque eché de menos el parmesano). La sorpresa fue un rico arroz que llevaba mucho pescado (aunque desgraciadamente también demasiado puerro). La sala es agradable, aunque la decoración está en el límite de hortera. Los precios son adecuados. He dudado mucho entre ponerle tres o cuatro estrellas, al final ha ganado el que sea una de las mejores opciones dentro de la pobre oferta de Sölden.
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