Te captan al bajar las escaleras del Castillo, el relaciones públicas/ camarero te para y te pinta todo como de mucha calidad, casero, que el que lo prueba repite, y que poco más y deberían darles una estrella Michelin. Luego la realidad es otra, faltan la mayoría de platos de la carta, la calidad es insalubre, he acabado mal del estómago después de comer ahí. Productos congelados que te venden como caseros, que ya el aspecto de estar en mal estado, con un color y sabor horribles.
La paella es fácilmente la peor que he probado en mi vida, y para rematar, te dicen que se les ha estropeado esta semana el datáfono y que no te van a poder cobrar con tarjeta (cuando tienen colgado un cartel explicando esto mismo, que tiene más años que el Castillo).
La conversación entre comensales de varias mesas es sobre lo mala que está la comida y preguntándose unos a otros si también les han servido la comida en esas condiciones.
No te estropees la visita a Peñíscola y no se te ocurra comer ahí ni aún teniendo en cuenta el precio.