Lo de menos es que la comida es pésima en este restaurante, destrozando la experiencia de la cocina Toscana con ingredientes de baja calidad. Son libres de defender su negocio como creen o pueden.
Lo peor el trato injusto que recibimos por parte de una "señora" al parecer la propietaria septuagenaria que nunca nos dirigió la palabra ni la mirada con aires de prepotencia. Te hace pensar si le has hecho algo. El resto del personal correcto.
Bajo mi punto de vista no vale la pena malgastar un almuerzo o cena en este lugar con la gran oferta que hay en la zona con mejor género y trato, a no ser que te interese ver la forma que no se debe tener al tratar a los clientes ni al vino, que lo ponen en una especie de ordeñadora portátil.
Pasamos a los postres y tuvimos más problemas que con los raviolis rellenos de la plasta insípida de la foto, en este caso la panacota de frutos del bosque hacía aguas, y sin ayuda de la ordeñadora de vino sacamos casi 1/4 de vaso. Su sabor preocupante.
Si valoras calidad/precio, para matar el hambre y ahorrarte unos euros, cuela, pero si inviertes en viajar a Italia y quieres disfrutar de la verdadera cocina Italiana, sin duda este no es el lugar apropiado.