Lo que ibaa ser una parada de 24 horas entre vuelos, se me volvió una estadía de 80 días. Me quede varado en Margarita debido a las restricciones súbitas impuestas por Maduro durante la cuarentena el COVID-19 pero Stefan y Anita me adoptaron como un hijo por casi 3 meses. Agradezco a diario haberme quedado acá.
La comida, el hospedaje, el precio y la atención fueron excelentes, y me hicieron sentir como un o mas mientras trataba de determinar como devolverme. Stefan y Anita son seres humanos espectaculares que dificilmente olvidaré en mi vida, y les agradeceré siempre ese apoyo ofrecido en momentos dificiles.
Una vez terminé esta pandemia, volveré a visitarlos en condiciones normales.
La posada esta a dos cuadras de la playa, tiene múltiples habitaciones decoradas genialmente, y el hecho de que sea atendido por sus dueños hace que la experiencia sea mucho mas positiva.Más