Íbamos recomendados por varia gente que ya había ido a comer allí. Al llegar al lugar, todo bien, quitando el horrible día de lluvia que hacia. Nos sentaron en la mesa y pedimos. La distancia entre mesas era correctísima, algo muy bueno que añadir.
La comida, muy rica, aunque algo fría y el pescado que se había pedido, no estaba bien limpio.
La atención, bastante pésima, muy lentos, el pan la misma cantidad para 1 que para 4, una verguenza. En el local hacía muchísimo frio y no habia ni estufa ni nada, tuvimos que comer con las chaquetas puestas, bastante incómodo.
Para colmo, se pidieron dos café irlandés, y tardaron mas de 15 minutos en traerlos con el restaurante medio vacío y el resultado, una vez más, negativo. No sabían hacerlo y no estaba completo. Nos quejamos y no nos lo cobraron. Me fuí bastante decepcionada, ya que es una pena que un lugar tan chulo, tenga una atención tan lenta, pésima y no comunicativa. La comida, quitando el pescado, si que estaba rica, aunque fria, como dije antes.
Por nuestra parte, no volveremos.
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