En lugar de un parador, parece un sanatorio para enfermedades respiratorias, desde estéticamente hasta en el funcionamiento, con medidas covid que rondan lo ridículo. Y pondré varios ejemplos:
1- Tienes que decir anticipadamente a qué hora quieres desayunar por restricciones de aforo (que ya están eliminadas de todas partes). Cuando viajas te quieres levantar sin despertador y bajar a desayunar sin mirar la hora. Lo curioso es que cuando llegas a la sala de desayunos, te acabas sentando donde te da la gana porque solo hay una persona atendiendo y pasados 10 minutos, ni te ha preguntado la habitación ni nada. Por otro lado, en la máquina de café se amontona la gente con lo que de poco sirven esas restricciones.
2- En lugar de poner pinzas en las bandejas, te ponen unas desechables en la mesa, que la gente no las utiliza y acaba cogiendo las cosas con la mano.
3-No hay buffet caliente. Lo tienes que pedir al pobre camarero que no llega a todo, con lo que, o tienes toda la mañana para perderla desayunando u olvídate de comer caliente.
4- Te ponen el mando a distancia de la televisión en una bolsa, supuestamente esterilizado pero las amenities del baño son de garrafón... y las toallas deshilachadas.
5- Las paredes son de papel y las cortinas no llegan a tapar la claridad de la mañana, con lo que, aunque los colchones están bien, el descanso es deficiente.
6- En las tumbonas de la piscina tienes que usar toallas (también por el covid), pero las toallas que te dan son poco más grandes que una alfombrilla de baño.
En definitiva, es un lugar tan poco agradable que ni finalizaremos la estancia que tenemos pagada